Rebeca encuentra cualquier excusa para ir de compras pese a que su economía no está para muchos gastos. No duda en ir a los bancos y endeudarse hasta las cejas. Cuando los acreedores se le echan encima pone excusas tan imaginativas como enfermedades o el fallecimiento de una tía.
Su trabajo no le gusta y encima está mal pagada como periodista financiera. Ni siquiera la consuela el vivir en un barrio bien. Su único consuelo son las compras.
Esta chica está dispuesta a todo para seguir comprando a destajo, incluso a contraer matrimonio con un primo millonario de una amiga suya, pero el corazón se niega a enamorarse del ricachón.
La vida de la gastona Rebeca empezará a cambiar cuando encuentra un trabajo que le agrada y el amor de verdad llama a su puerta.